- Un día en el Metro de San José
Hoy al igual que todos los días, Juan
de 52 años quien vive en Desamparados y trabaja administrando una tienda de
artesanías en Moravia, dejó guardado su automóvil. El disfruta ahora de poder
caminar todas las mañanas acompañando a su hija menor al Colegio Nuestra Señora
y luego continuar 200 metros más hasta la estación del Metro en el parque. Tras
12 minutos de caminata y dos más de espera, Juan aborda la línea uno en la que
se cruza con gran cantidad de trabajadores de la construcción que van hacia
Desamparados. No deja de sorprenderle la velocidad con que el nuevo transporte
urbano está cambiando el paisaje cotidiano. Desde antes de de la inauguración
del Metro, varios desarrolladores están construyendo edificios en ese cantón
para empresas atraídas por el alto índice de competitividad de Costa Rica.
- Con este chuzo de tren uno sí llega
volando- Le comenta a Juan un estudiante del Liceo con quien comparte asiento.
En tan solo 8 minutos han pasado por varias estaciones hasta llegar a la
Intermodal González Víquez; un Mall de 5 niveles hacia arriba y 3 más hacia abajo
en cuyo interior también es posible conectar con el ya totalmente modernizado
tren eléctrico. Para Juan resulta sorprendente que en el Mall de la estación se
hayan podido conservar y ampliar las instalaciones deportivas de Plaza Viquez y
que estas coexistan con una enorme cantidad servicios. Tan solo hace una semana
Juan vino a topar a esta estación a su sobrina que venía de Miami y prefirió
usar el servicio del Incofer para evitar
que su tío tuviera que ir hasta el
Aeropuerto Juan Santamaría. Dicho sea de paso, ahora es posible chequear
las valijas desde ahí, tal y como se hace en las principales ciudades del
mundo.
Tanto ha cambiado la dinámica de la
ciudad, que de vez en cuando, Juan confluye con un amigo; don Emilio, empresario
de San Antonio de Belén, que trasborda en Plaza Viquez en su ruta hacia
Aranjuez. Mientras viajan en el metro,
cientos de pasajeros revisan correos electrónicos, leen las últimas noticias y
cargan su tarjeta de transporte multimodal mientras continúan hasta la estación
Parque Central, que servirá de intercambio para las futuras líneas del Metro.
En este año muchos propietarios han
construido y remodelado gran cantidad de edificios y espacios abandonados que
hubo hasta hace muy poco en la ciudad. - De verdad que hacía falta algo así
para catalizar un desarrollo urbano -pensaba Juan-
Doce minutos han pasado desde que
Juan tomó el Metro y ya se encuentra en la Estación Atlántico- La California,
tan importante por ser nodo de intercambio para toda la gente que viene
desde Tibás y Heredia en tren. Otro
centro de servicios que alberga bancos, supermercado, médicos, correo y
restaurantes de comida rápida, entre otros. - Desde que existe este punto
intermodal, ya en la Uruca los buses se mueven más rápido y se puede
manejar -comenta Don Emilio - ¡Así
es -le responde Juan- y también ha hecho que la circunvalación ya no tenga tantas presas! -exclama
satisfecho mientras se despide de su amigo, para luego emerger en la estación
del parque de Guadalupe.
¡Veinticinco minutos han pasado desde
que Juan abordó el metro en Desamparados, en plena hora pico y ya está del otro
lado de la ciudad! Al igual que él, miles de ciudadanos transbordan hoy
fácilmente desde el metro a las líneas de autobuses en las estaciones
principales. El desplazamiento por el área metropolitana es ahora mucho más
sencillo y eficiente. Los turistas son capaces de llegar, por si mismos, a las
tiendas de artesanías en Moravia, los jóvenes se desplazan con libertad y para
quienes laboran en jornadas continuas es ahora mucho más fácil hacer todo tipo
de diligencias o hasta comprar abarrotes de último momento, mientras van y
vienen desde todos los rincones de la GAM.
Todo gracias a la seguridad y a un diseño eficiente y visionario del
sistema de transporte público.
- ¡Juan, Juaaan! -exclama airadamente
su esposa- ¿Estás soñando con el Metro otra vez? Desafortunadamente para Juan,
estamos en el 2014, tiene sobrepeso, se la pasa muchísimas horas sentado en el
carro y no tiene tiempo de caminar junto a su hija por las mañanas. Vive tenso
ante la furia de miles de conductores que enfrentan a diario el reto supremo de
llegar a sus trabajos, recoger a sus hijos o intentar regresar temprano a casa.
¿Será posible que el sueño de Juan en
el 2021 se convierta en una realidad? Yo quiero pensar que sí, creo que podemos
cambiar el modelo de crecimiento caótico de la ciudad por uno más eficiente y
humano. Creo que podemos reducir el voraz consumo de combustibles al tiempo que
disminuimos el crecimiento desmedido y el extremo desgaste de la flota
vehicular. Eso sería un gran paso hacia la meta país de ser carbono neutral en
el 2021.
Quién diga que Costa Rica no requiere
de un medio de transporte tan eficiente como el que brindaría el Metro, no está pensando en el desarrollo humano que
conlleva, ni en la calidad de vida y las oportunidades que representaría para
los ciudadanos de hoy y del mañana próximo.
Debemos acabar con tendencia cultural
a circunvalar los problemas. Hoy pedimos
más calles y carreteras para poder huir del San José que heredamos, con el
ansia casi histérica de habilitar nuevos espacios y distanciar todo de todo. Si
continuamos poblando cada rincón del país con nuestro caos vial, estaremos
condenados a vivir en entornos con un enorme grado de contaminación visual,
sónica y ambiental.
El Metro con el que sueña Juan para
el 2021 podría ser una realidad para miles de ciudadanos como usted y como yo.
Pero depende de decisiones valientes e inteligentes que puedan sortear toda la
maraña de trabas mentales, empresariales e institucionales que hemos ido
tejiendo durante nuestro atropellado desarrollo. No perdamos más nuestras vidas
en presas, debemos depender más de nuestro ingenio, de nuestras fuentes de
energía y de nuestra voluntad para modelar
una mejor ciudad para todos.
Termino con una frase que leí cuando
visité la oficina de construcción del Metro de Panamá en Albrook; “Quién desea
realizar algo, encontrará un camino, quién no lo quiere, encontrará una
excusa.”